Es una técnica nueva de sanación que considera el cuerpo humano como una “máquina bioeléctrica” y despierta nuestras fuerzas vitales con la pulsación.
¿Bueno o malo, justo o equivocado, derecha o izquierda? Son los rígidos dualismos que condicionan nuestra mente, motor de cualquier decisión. Pero hay otra manera de combatir los problemas cotidianos: el camino del corazón. A este músculo muy elástico (definición de Woody Allen) en general no le hacemos mucho caso. Y hacemos mal porque su fuerza esta en la unión, el corazón no opera a través de la separación sino en la comunión con los otros. Seguir el camino del corazón no significa dejar de lado la racionalidad sino permitirle al corazón la tarea de guiarnos y transformarnos. Y este es el secreto de esta nueva técnica de sanación: el Tibetan Pulsing Yoga que crea un poderoso pulso, una carga eléctrica positiva que puede hacerse circular entre dos o más personas. Cuando se participa en una sesión de Pulsing empieza a circular una energía bioeléctrica que despierta nuestras fuerzas vitales disolviendo bloqueos y tensiones. Usar el poder magnético de la pulsación para eliminar cargas eléctricas negativas es el propósito de esta técnica, experimentada con éxito desde hace 30 años está reconocida como la exacta traducción en términos occidentales modernos de la milenaria medicina tibetana.
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lunes, 23 de marzo de 2009
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